En la Base Aérea 188 de Yibuti se ha celebrado el acto de relevo entre el 44º y el 45º contingente del Destacamento Aéreo Táctico (DAT) en la ‘Operación Atalanta’ de la Unión Europea –bajo control operativo nacional del Mando de Operaciones-.
El acto ha sido presidido por el teniente coronel Pedro Luis Pablo Asensio, como Jefe de Fuerza saliente, y ha contado con la presencia de autoridades civiles y militares de la Unión Europea, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Kenia, Corea del Sur y Yibuti.
El teniente coronel saliente ha cedido el mando del Destacamento al comandante Urbano Sánchez Garcés, dando por finalizada la misión del 44º contingente después de 3 meses de despliegue. En este tiempo, el avión de patrulla marítima y reconocimiento P-3 Orión ha recorrido más de 41.000 millas a lo largo de la costa del Océano Índico en el marco de la Operación Atalanta.
La Operación Atalanta. La ‘Operación Atalanta’ forma parte del compromiso adquirido por España, bajo bandera de la Unión Europea, en su lucha por mantener la seguridad marítima frente a las costas de Somalia y de los países vecinos en la región del Océano Índico.
El incremento de los actos de piratería en el Índico a partir de 2005 llevó al Consejo de Seguridad de la ONU a adoptar una serie de Resoluciones para proteger el tráfico marítimo en la zona. Para apoyar estas disposiciones, el Consejo de la Unión Europea aprobó, el 10 de noviembre de 2008, la creación de una fuerza aeronaval. Era la primera operación marítima de la Unión que se realizaba en el marco de la PCSD. Poco después, se puso en marcha esta operación.
El compromiso de España desde el inicio de la operación ha sido total, materializándose en misiones de vigilancia marítima con el fin de prevenir e intervenir para poner fin a los actos de piratería y colaborando en la vigilancia de las actividades ilegales frente a la costa de Somalia.
Posteriormente y desde la entrada en vigor de la Decisión (PESC) 2020/2018, que prorroga el mandato del Operación Atalanta, se han ampliado las misiones encomendadas, incluyendo la vigilancia de la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y el tráfico de drogas, armas y carbón vegetal, lo que refuerza el papel de Atalanta como factor de seguridad marítima en la zona, siendo clave en el éxito en la lucha contra la piratería y la protección de los barcos del programa mundial de alimentos (WFP por sus siglas en inglés) y otros buques vulnerables.