Despliegue terrestre en el flanco Este (Rumanía)

En la Cumbre de Gales de 2014, los aliados acordaron aplicar el Plan de Acción de Preparación (RAP por sus siglas en inglés) para responder rápidamente a los cambios fundamentales en el entorno de seguridad, en las fronteras de la OTAN y en otros lugares.

Basándose en el RAP, los aliados adoptaron nuevas decisiones en la Cumbre de Varsovia de 2016, para reforzar la postura de disuasión y defensa de la OTAN y contribuir a proyectar estabilidad y reforzar la seguridad fuera del territorio de la Alianza.

Estas decisiones constituyen el mayor incremento de la defensa colectiva de la Alianza en una generación. Combinadas con las fuerzas y capacidades necesarias para un rápido refuerzo por parte de las fuerzas de seguimiento, estas medidas mejorarán la seguridad de todos los aliados y garantizarán la protección del territorio, las poblaciones, el espacio aéreo y las líneas marítimas de comunicación de la Alianza, incluso a través del Atlántico, frente a las amenazas procedentes de dondequiera que surjan.

En consonancia con las decisiones de la Cumbre de Varsovia de 2016, en julio de 2017 se desplegaron cuatro grupos de combate multinacionales en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia. Los aliados también incrementaron su actividad en el sureste mediante una presencia adaptada en tierra, mar y aire para mejorar el conocimiento de la situación, la interoperabilidad y la capacidad de reacción.

En respuesta a las acciones de Rusia en la región del Mar Negro en noviembre de 2018, la OTAN decidió aumentar su presencia en la región para mejorar aún más el conocimiento de la situación. Los aliados también intensificaron su apoyo a Georgia y Ucrania con más entrenamiento y ejercicios para las fuerzas marítimas y los guardacostas, así como visitas a los puertos.

Tras la invasión no provocada e injustificada de Ucrania por parte de Rusia en febrero de 2022, los aliados han enviado más buques, aviones y tropas al territorio de la OTAN en Europa oriental y sudoriental, reforzando aún más la postura de disuasión y defensa de la Alianza. Esto incluye el envío de miles de soldados adicionales a los grupos de combate de la OTAN, aviones de combate para apoyar las misiones de policía aérea de la OTAN, fuerzas navales reforzadas en los mares Báltico y Mediterráneo, un aumento de la preparación general de las tropas y, por primera vez, el despliegue del elemento de mayor preparación de la Fuerza de Respuesta de la OTAN en Rumanía.

En la Cumbre extraordinaria de la OTAN, celebrada en Bruselas el 24 de marzo de 2022, los Jefes de Estado y de Gobierno aliados acordaron establecer otros cuatro grupos de combate multinacionales en Bulgaria, Hungría, Rumanía y Eslovaquia. 

En la Cumbre de la OTAN de 2022, celebrada en Madrid, los aliados acordaron un nuevo Modelo de Fuerza de la OTAN, que representa una mayor expansión de las fuerzas de alta disponibilidad potencialmente disponibles para la OTAN, donde y cuando sea necesario, y nuevas medidas para aumentar la capacidad de la OTAN de reforzar a los aliados en el Este. Además, los aliados acordaron ampliar los Grupos de Combate multinacionales del tamaño de un Batallón al de una Brigada. Los detalles del Modelo de Fuerza de la OTAN, incluyendo su escala y composición exactas, siguen desarrollándose actualmente.

Posteriormente, en la Cumbre de Vilna de 2023,  los aliados aprobaron una nueva generación de planes de defensa regional, que mejorarán significativamente la coherencia de los planes de defensa colectiva de la OTAN con los planes nacionales de los aliados sobre sus fuerzas, posición, capacidades y mando y control.

Los aliados también han acordado potenciar la capacidad de la OTAN para reforzar sus fuerzas en el Este desarrollando:

• más equipos y arsenales de armas preposicionados;
• más capacidades desplegadas hacia delante, incluyendo sistemas integrados de defensa antiaérea y antimisiles;
• refuerzo del mando y control; 
• planes de defensa regional mejorados, con fuerzas específicas preasignadas a la defensa de determinados aliados.

La OTAN, y por ende España como aliado, ha incrementado su presencia militar en la parte oriental de la Alianza como consecuencia directa del comportamiento de Rusia, que refleja un patrón de acciones agresivas contra sus vecinos y la comunidad transatlántica en general.